Recibí la invitación para participar en la redacción del presente artículo y con las cargas de trabajo, que imagino tenemos todos en estos días, pensé: con tan poco tiempo disponible, ¿cuál será mi plus para presentar un proyecto regional y potenciar su participación para alcanzar las metas y objetivos requeridos?

Honestamente, hubo un momento en que entré en pánico, y fue ese instante que me dio la pauta para plasmar este artículo; pensé en ciertas cualidades sabiduría, valor y templanza en momentos más difíciles; y qué mejor proyecto, como ejemplo, que la aplicación de estas virtudes por los colaboradores de Telcel. Lo que se convierte en una Fortaleza, al estar enfrentado una pandemia y lograr sostener nuestras operaciones, continuando e incluso aumentando la rentabilidad del negocio.

Estamos por cumplir un año viviendo una pandemia, uno de los más difíciles, no solo para Telcel y la economía global, sino también para la familia que nos espera en casa. Los retos han sido complicados: miedo al contagio del SARS CoV-2 -en la etapa inicial de la crisis-; incertidumbre en el abasto de los productos más básicos de consumo -que causó ansiedad y compras de pánico en diversos puntos del planeta-; poca información verídica de este virus; manejo del fenómeno redes sociales con tanta información/desinformación que se originó; sin considerar lo más fuerte de este tema: la letalidad del virus.

El actuar de forma inmediata, meditada, razonada, emitiendo protocolos de seguridad para mantenernos protegidos y poder dar continuidad al negocio, es lo que nos ha permitido generar sabiduría acerca del tema. Y esto nos ha llevado a elevar cada vez más los niveles de seguridad y mitigar el grado de incertidumbre con el cual iniciamos esta pandemia.

Lo anterior es prueba evidente de que en Telcel trabajamos bajo un sistema de gestión con la premisa del trabajo en equipo y aprendiendo de las cosas que no salieron como deseábamos, para así continuar mejorando nuestros procesos. Tal vez se escuche mal el ejemplo, pero pensemos qué hubiese pasado si como equipo de trabajo no contáramos con esta fortaleza...

Si lo analizamos, esta misma metodología la utilizamos en nuestro hogar y la aplicamos igualmente en nuestra vida diaria en familia. Todos los días tomamos decisiones para mitigar riesgos y hacemos cambios para mejorar los controles que se aplican, desde seguir las indicaciones del sector salud hasta mejorarlas con nuestro toque de experiencia, por ejemplo: el cambiarnos de ropa o meternos a bañar apenas llegamos a casa y antes de tener contacto con la familia, después de haber estado en la calle.

La calidad de vida no solo rige en lo material, está en función del bienestar físico, emocional y del desarrollo personal. Apropiémonos del aprendizaje de la calidad y convirtámosla en sabiduría para el futuro. La nueva normalidad está presente, lo difícil o fácil que sea vivirla es cuestión de la actitud con que la recibamos y de la adopción de un estilo de vida en el cual los disruptores sean bien recibidos y no evadidos, lo que nos permitirá solucionarlos y que de ello surja un aprendizaje, algo que algunos llamamos resiliencia.